Atardecer en la costa malagueña, la víspera del cruce |
Desde una playa llena de cantos de mil formas y colores, al otro lado del gran azul, tras el horizonte, se avecinan nuevas emociones, cambios en el paisaje, en el idioma, en los menús… En la primera página de los Viajes por Marruecos de Alí Bey, que exploró el norte de África a principios del siglo XIX, el autor asegura que el salto, tras apenas 4 horas de navegación, le pareció inmenso, como si le hubieran dejado “en otro planeta”.
Nosotros ya hemos estado en Marruecos otras veces, pero este hecho no resta emoción alguna a volver a transitar por sus caminos y pistas, entre pueblos de adobe, por gargantas inconmensurables, entre palmerales, cruzando oueds de cauces inabarcables, trepando como caracoles por las cuestas del Atlas, disfrutando de sus amigables habitantes… Vamos a hacer una ruta nueva, con tiempo, sin prisas, saboreando el camino…