viernes, 28 de septiembre de 2012

Austria: bici-carriles para dar... y aburrir

Tras cruzar los Dolomitas por las espectaculares Tre Cime di Lavaredo, sospechábamos que los Alpes austríacos iban a tenerlo muy difícil para impresionarnos. Mientras nos escurríamos por las sendas de bajada desde Auronzo y Locatelli, concentrados en los socavones, raíces, pedruscos y cortados de la inolvidable trialera que nos debía llevar primero a Sesto y después hasta San Candido, empezamos a imaginar el tramo final del viaje como un sector de fluir fácil, sin largas ascensiones ni porteos. No en vano, días antes, en un cybercafé de Cortina d'Ampezzo habíamos estudiado la compleja red de rutas cicloturistas de Austria, que nos sedujo en un abrir y cerrar de ojos con sus trazados aparentemente suaves y alejados del tráfico. 

A partir de Dobiacco, tomamos el Drauradweg (radweg es una palabra que todo cicloturista debe aprender para moverse por Austria) hacia el este. El bici-carril va junto al río Drau, entra en Austria –casi ni nos enteramos de que cambiamos de país– y continúa hacia Eslovenia. Nosotros, sin embargo, nos desviamos hacia el norte a partir de Spittal, para acampar en uno de los muchos campings que hay a orillas del lago de Seeboden.

Cientos, miles de kilómetros de carriles bici cruzan Austria
de norte a sur y de este a oeste por distintos valles
El lago de los cisnes, en Dobiacco

Poco más allá, el bici-carril local que seguíamos desaparece por arte de magia negra –esto no es Suiza, está claro– y aunque la ruta estaba marcada como "radroute" carece de arcén y no encontramos señal alguna que lo indique sobre el terreno.

Hartos de motos, coches y camiones, improvisamos un rodeo mountain biker hasta una ciudad termal llamada Bad Kleinkirchheim –fácil de recordar y de deletrear–, pero a partir de ahí no nos queda otro remedio que compartir la estrecha y en otras circunstancias bucólica carretera de montaña con varios cientos de motoristas de espíritu salvaje, look pandillero pero de marca y ruidosas monturas que han acudido a una convención internacional de Harley Davidson. Qué suerte la nuestra.

Pasamos por el pueblo natal de Heidi,
que ya no vive en la cabaña del abuelo.
Se ha emancipado y, como está forradísima,
tiene una mansión con piscina climatizada
Gastronomía local: schnitzel vienés,
o filete 'empanao' de toda la vida
Ruta cicloturista por el trazado de un antiguo ferrocarril.
Una pena que poco después la vía verde desaparezca
de la faz de la tierra, y sin previo aviso.
Vamos, como en casa...
R2: Murradweg

Tras el puerto, alcanzamos un nuevo valle, el del río Mur, y tomamos la Murradweg hasta Kapfenberg, avanzando rápidamente por el bici-carril que, aunque tiene más subidas de las que uno podría esperar –el trazado va por el fondo del valle–, nos permite superar la barrera de los 100 km diarios durante varias jornadas.

Viena está cerca. Pedaleamos con soltura, motivados por su cercanía, y animados por los días sorprendentemente soleados de la última semana del viaje. Nos da la sensación de que la podemos oler. Viena, Viena, Viena... No pensamos en otra cosa. De vez en cuando cruzamos una carretera y vemos carteles azules con letras mágicas: V-I-E-N-A. Y cifras como 1-6-4 km yendo por la autopista. Pero por nuestra ruta aún quedan unos 300 km. "Tres días", pensamos.

Auf wiedersehn!!!
Un mapa de Europa física, tal y como se veía antes de la WWII
(lo encontramos en la estantería de un B&B
de Mariazell, en un libro impreso en Leipzig en 1936).
Las montañas han cambiado poco.
Las fronteras políticas, en cambio, son muy distintas.
Aquí empieza, o acaba, la Traisental Radweg,
una ruta sumamente fácil de 111 km
que comunica el Danubio
con la localidad de Mariazell
Colorida fachada de la basílica de Mariazell
Rutas cicloturistas para tod@s,
incluso para parejitas enamoradas:
RomantikTour
Rutas, rutas y más rutas
We love bikes
Los bici-carriles de Austria están asfaltados
en su mayor parte

Y así, enlazando un radweg con otro, durante la última semana de la travesía Portbou - Viena experimentamos una forma de viajar en bicicleta nueva para nosotros.

Por fin, a orillas del Danubio.
Últimos 70 km para entrar en Viena
Última etapa con cielo gris,
aunque nosotros lo vemos en multicolor
2.900 km de viaje y entramos en Viena.
Es hora de hacer un poco de turismo
Por primer vez en mi vida, peso la bici
para responder a la pregunta del millón,
y sólo por 20 céntimos!!!
Madre mía!!!
Tras 2.900 km de viaje repartidos en 52 etapas con algo más de 50.000 metros de ascensión acumulada, ya estamos en Viena, la ciudad de la ópera, los palacios, los parques inmensos, la sacher torte... Es hora de descansar, aparcar la bici unos días, visitar museos, pasear sin rumbo fijo, enviar postales y aprovechar estos días de relax para poner las ideas, los recuerdos y los sueños realizados en orden. Es hora, también, de pensar en la siguiente escapada.


PD: la respuesta a "la pregunta del millón" es "aproximadamente 35 kg", contando TODO, es decir, bici, portaequipajes, alforjas, equipaje, algo de comida, algo de agua... Teniendo en cuenta que cuando entramos en Viena ya no llevábamos comida ni agua, creo que el pack bici + equipaje + despensa en etapas normales puede rondar los 40 kg.

viernes, 14 de septiembre de 2012

2.700 km con Trek X-Caliber...

Trek X-Caliber 2012 (29er) con alforjas,
en las Tres Cimas de Lavaredo, en los Dolomitas.

Algunos de los seguidores habituales de la sección de rutas de Solo Bici os habéis dado cuenta de que desde principios de 2012 utilizamos bicicletas con ruedas de 29 pulgadas para las travesías con alforjas, que este año han sido Monegros, Sierra de Tramuntana (Mallorca) y Vuelta a Gredos –publicadas entre primavera y verano– y transAlpes –en tres episodios, desde septiembre (ahora en los quioscos) hasta noviembre–, y nos habéis hecho llegar algunas preguntas sobre ellas y sobre su funcionamiento en este tipo de travesías con equipaje.

Nuestras sensaciones, después de probarlas en rutas de menos de una semana por España (de entre 200 y 300 km por ruta, en toda clase de terrenos), fueron totalmente positivas, y ahora, tras otros 2.700 km pedaleados por los Alpes, son igual de satisfactorias.

Nuestras bicis de viaje actuales son la Trek X-Caliber 2012 (Sergio) y la Trek X-Caliber 2011 (Amelia). Son bicis muy estables, firmes, sólidas y fáciles de llevar en toda clase de caminos y sendas, y se adaptan perfectamente al tipo de cicloturismo que hacemos, aportándonos velocidad y soltura en los tramos rodadores y un punto de seguridad y confort extra en los descensos más complicados e irregulares, con raíces, piedras, escalones...

Entrada a Suiza por el Passo di San Giacomo,
disfrutando de un descenso de puro mountain bike.

Después de casi 4.000 km con ellas (todos ellos con alforjas) podemos afirmar que estas 29er son igual de aptas y fiables para un viaje en mountain bike con alforjas que una bici con ruedas de 26 pulgadas.

Por otra parte, también hemos disfrutado de ellas en rutas sin alforjas: diversas pruebas del Trek 12 Series, las 24doce de Moralzarzal, las del Val d'Aran con el Club BTT Open Natura (reportaje de agosto) e incontables salidas por Collserola (Barcelona), lo que demuestra que son bicis muy polivalentes.

Cómo colocar el equipaje
Respecto al anclaje para el portabultos, hace unos meses hicimos este post sobre una posible y muy fácil solución para colocarlo que nos ha dado un resultado excelente.
Sobre el uso del remolque tipo Bob, cabe señalar que para usarse con una rueda 29er hay que cambiar la horquilla del remolque por una un poco más larga. La web del fabricante lo especifica.

jueves, 13 de septiembre de 2012

Dolomitas... y nada más

Desde que ideamos el viaje, ahí estaban, presidiendo la carta de los postres. Y por nada del mundo pensábamos saltárnoslos. Eran el broche de oro de nuestra travesía transAlpina. No podían ser otros: eran los Dolomitas.

Horizontes de roca se suceden uno tras otro...
Tras cruzar el sur de Suiza, nos encontrábamos a las puertas de Austria, exactamente a 25 kilómetros de la frontera y del camino más directo y fácil hacia Viena –por Innsbruck–, pero el poder de atracción Dolomítico es superlativo. Sólo hay que ver algunas fotos de esos paisajes únicos para que una vocecilla de tu interior te susurre noche y día que debes ir hasta allí para ver si son reales o no.

Ni siquiera la lluvia anunciada por los partes meteorológicos italianos –siniestramente precisos, muy a nuestro pesar– ni el amplio rodeo que suponía ir hasta allí nos hicieron desistir. Mantuvimos la ilusión por disfrutar de sus paisajes durante tres días y tres noches acuartelados en Cortina d'Ampezzo, durmiendo dentro de una balsa de rescate a la que llamamos cariñosamente tienda de camping, a punto de zozobrar en mitad de un bosque al que llaman comercialmente camping, pero que es en realidad un aparcamiento de autocaravanas. 

El panorama era desalentador, sobre todo porque durante todo el viaje no había llovido nunca más de unas horas seguidas. Estábamos realmente muy mal acostumbrados.

Paisajes que nos hacen sentir aún más pequeños,
frágiles, efímeros...
Pero la espera dio sus frutos, y al fin el sol brilló. Sólo fueron unas horas, pero bastó para disfrutar y retratar uno de esos paraísos de roca que hay que ver, y admirar desde todo lo cerca que te permitan tu equilibrio y tu vértigo, al menos una vez en la vida. Hablamos de las Tres Cimas de Lavaredo, a las que se puede acceder en bicicleta.

Subida ciclable más allá del
refugio de Lavaredo
En el collado, camino del refugio Tre Cime,
también conocido como Locatelli
Rocas, rocas, rocas... Dolomíticas
El descenso hacia San Candido es ciclable
en gran medida, aunque también tiene
tramos que invitan/obligan a bajarse de la bici

Con la travesía desde Cortina d'Ampezzo hacia San Candido a través de las Tres Cimas de Lavaredo entramos en Austria, el último sector de este viaje transAlpino. A partir de aquí, todo parece, al menos sobre el mapa, más suave. Cientos de kilómetros por bici-carriles, vías verdes... Se acabaron los porteos. Viena está cerca.

PD: Para hacer en bicicleta de montaña el tramo Cortina d'Ampezzo - San Candido por las Tres Cimas de Lavaredo, más allá del refugio Auronzo sólo hay un camino en el que se acepta el paso de bicicletas. Se trata de la pista más ancha, por la que circulan los vehículos todo terreno de los refugios Lavaredo y Locatelli. Al superar el collado hay una señal que se presta al equívoco, pues indica prohibición de paso a bicicletas, pero la normativa del parque, según otro cartel que hay a 5 metros de aquella señal, establece que sólo se puede rodar precisamente por ese camino.