jueves, 13 de septiembre de 2012

Dolomitas... y nada más

Desde que ideamos el viaje, ahí estaban, presidiendo la carta de los postres. Y por nada del mundo pensábamos saltárnoslos. Eran el broche de oro de nuestra travesía transAlpina. No podían ser otros: eran los Dolomitas.

Horizontes de roca se suceden uno tras otro...
Tras cruzar el sur de Suiza, nos encontrábamos a las puertas de Austria, exactamente a 25 kilómetros de la frontera y del camino más directo y fácil hacia Viena –por Innsbruck–, pero el poder de atracción Dolomítico es superlativo. Sólo hay que ver algunas fotos de esos paisajes únicos para que una vocecilla de tu interior te susurre noche y día que debes ir hasta allí para ver si son reales o no.

Ni siquiera la lluvia anunciada por los partes meteorológicos italianos –siniestramente precisos, muy a nuestro pesar– ni el amplio rodeo que suponía ir hasta allí nos hicieron desistir. Mantuvimos la ilusión por disfrutar de sus paisajes durante tres días y tres noches acuartelados en Cortina d'Ampezzo, durmiendo dentro de una balsa de rescate a la que llamamos cariñosamente tienda de camping, a punto de zozobrar en mitad de un bosque al que llaman comercialmente camping, pero que es en realidad un aparcamiento de autocaravanas. 

El panorama era desalentador, sobre todo porque durante todo el viaje no había llovido nunca más de unas horas seguidas. Estábamos realmente muy mal acostumbrados.

Paisajes que nos hacen sentir aún más pequeños,
frágiles, efímeros...
Pero la espera dio sus frutos, y al fin el sol brilló. Sólo fueron unas horas, pero bastó para disfrutar y retratar uno de esos paraísos de roca que hay que ver, y admirar desde todo lo cerca que te permitan tu equilibrio y tu vértigo, al menos una vez en la vida. Hablamos de las Tres Cimas de Lavaredo, a las que se puede acceder en bicicleta.

Subida ciclable más allá del
refugio de Lavaredo
En el collado, camino del refugio Tre Cime,
también conocido como Locatelli
Rocas, rocas, rocas... Dolomíticas
El descenso hacia San Candido es ciclable
en gran medida, aunque también tiene
tramos que invitan/obligan a bajarse de la bici

Con la travesía desde Cortina d'Ampezzo hacia San Candido a través de las Tres Cimas de Lavaredo entramos en Austria, el último sector de este viaje transAlpino. A partir de aquí, todo parece, al menos sobre el mapa, más suave. Cientos de kilómetros por bici-carriles, vías verdes... Se acabaron los porteos. Viena está cerca.

PD: Para hacer en bicicleta de montaña el tramo Cortina d'Ampezzo - San Candido por las Tres Cimas de Lavaredo, más allá del refugio Auronzo sólo hay un camino en el que se acepta el paso de bicicletas. Se trata de la pista más ancha, por la que circulan los vehículos todo terreno de los refugios Lavaredo y Locatelli. Al superar el collado hay una señal que se presta al equívoco, pues indica prohibición de paso a bicicletas, pero la normativa del parque, según otro cartel que hay a 5 metros de aquella señal, establece que sólo se puede rodar precisamente por ese camino.