sábado, 18 de septiembre de 2010

A los pies del Medio Atlas

En Kassita, tras una noche en un hotel
de cero estrellas...
Tras 400 km pedaleando por el norte de Marruecos, atravesando el Rif y el macizo de Tazzeka, ya estamos a los pies del Medio Atlas, hoy reposando en una casa en el centro de la Medina de Sefrou. Atras han quedado muchos sube y baja, muchos bon jours, un par de tormentas nocturnas con rayos y truenos y berreas de ciervos berberienses, un monton de bocatas de huevo duro, una docena de tes con sus doce toneladas correspondientes de azucar y menta fresca, un centenar de saludos de simpaticos asnos...

Lo mejor de este sector, sin duda, ha sido la etapa por el parque nacional de Tazzeka, con los ciervos en plan machote, los robles inmensos, el ambiente que crean las nubes de tormenta, una carretera estrecha y tranquila para nosotros solos...Tambien lo ha sido ver de cerca como es el dia a dia en estos pueblos en los que no hay turismo ni industria, zonas rurales en las que todavia existen molinos de aceite de traccion animal (pobres burritos traccionadores), una region con un pie en el pasado pero en la que tambien es evidente la influencia que tiene la siempre tan contagiante pasion por las marcas, los autos y los telefonos moviles...

Camping bajo un roble inmenso, rodeados
de ciervos trasnochadores
Lo peor de estos dias, el trafico motorizado de algunas carreteras que era imposible evitar (ayer salvamos dos tortugas!!!), pero para las proximas jornadas esperamos que esta cuestion se relaje un poco. Ya vemos los Atlas, con sus ascensiones infinitas (no como estos dias, que haciamos 1.500 metros positivos encadenando rampas y toboganes) y sonyamos con la tranquilidad de las cumbres...

Desde un escritorio cyber, con un PC de 1998 sin enyes ni acentos, pero con el estomago lleno de pollo con patatas y sin haber comprado ninguna alfombra, nos preguntamos que sera lo que grita desde hace una hora el hombre que vende tomates en mitad del zoco y que ha sacado un cubo de agua de una arqueta por la que corria un rio subterraneo para remojarlos y darles mejor aspecto.